Dieta tonificante y caliente: El descenso de las temperaturas se tendrá que compensar con una dieta nutritiva a base de alimentos más calóricos.
La
teoría de los cinco elementos relaciona el invierno con el Agua,
el color negro, el sabor salado, los huesos y los riñones. En estos
últimos se incluye la función de las glándulas suprarrenales y de
la mayor parte del sistema endocrino.
En
invierno, de la misma manera que sucede con las plantas, en los seres
humanos la energía, la sangre y los líquidos corporales se
desplazan más al interior del cuerpo.
El
sabor salado, que actúa sobre los riñones, favorece el movimiento
de la energía hacia dentro y hacia abajo. En cantidad moderada, la
sal favorece el almacenamiento de nutrientes, estimula la digestión,
humedece y lubrica los intestinos y las articulaciones, y suaviza y
limpia las mucosas.
En
esta estación el cuerpo retiene mejor las sustancias nutritivas,
pero también los tóxicos por lo que conviene activar la función
renal para eliminar los residuos metabólicos.
El
frío constriñe los vasos sanguíneos, es fundamental aumentar en la
dieta el aporte de ácidos grasos omega 3 cuyas fuentes vegetales son
las semillas de chía, de lino, de cáñamo y las nueces. También se
recomiendan infusiones de hojas de ginko biloba, milenrama, grama,
salvia y ortiga verde.
Con
el frío y la humedad los huesos y las articulaciones se pueden ver
más afectados. Añadir una pequeña cantidad de cúrcuma a los
platos es un excelente remedio para disminuir la inflamación y el
dolor articular. Los alimentos tonificantes de naturaleza caliente y
sabor ligeramente salado ayudarán a mantener las articulaciones
nutridas e hidratadas y vigorizarán el sistema neuroendocrino. Para
este fin podremos complementar la dieta con la toma de extractos de
raíces como el eleuterococo o la maca.
Además
hay que considerar que las reducidas horas de luz provocarán una
menor síntesis de vitamina D, fundamental para la fijación del
calcio en los huesos; el aeite de hígado de bacalao es un suplemento
indicado pues aporta esta vitamina liposoluble. También se
recomienda aumentar los alimentos ricos en calcio como las algas (que
además de ser una buena fuente de yodo, mejoran el funcionamiento de
la glándula tiroides y el rendimiento intelectual), el sésamo, las
almendras y el brócoli.
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